El género Cestrum engloba decenas de plantas solanáceas americanas, la mayor parte de ellas de Sudamérica. Todas ellas son bastante tóxicas por ingestión, y varias se han popularizado para su uso ornamental, como el coralito, la dama de noche, el galán, etc. El nombre del género deriva del griego kestron, 'buril', que al parecer utilizó Dioscórides para una planta similar a la menta. En cuanto a nocturnum, en latín 'nocturna', alude a sus flores, que se abren al anochecer.

La dama de noche es una planta arbustiva de hoja perenne con numerosas flores tubulares, forma frecuente en el género Cestrum. De color crema, estas flores resultan extraordinariamente aromáticas durante la noche.

Parece que sus flores de color crema siempre estuvieron en la Península Ibérica, perfumando sus cálidas noches de verano, y sin embargo la dama de noche es una planta originaria de América. Las expediciones científicas organizadas por las monarquías europeas durante los siglos XVIII y XIX habían registrado y recogido un gran número de nuevas especies en sus territorios de ultramar, sus colonias en Asia, África o América. Muchas de esas especies se habían trasplantado y aclimatado con éxito en los espacios destinados a ese fin, los jardines botánicos, fundados por los mismos estados coloniales que habían financiado las expediciones naturalistas de sus dominios. En el caso de España, durante este periodo fueron enviadas plantas vivas y semillas de más de 700 especies americanas lo cual ha podido documentarse fundamentalmente por los registros de los barcos que se conservan en el Archivo General de Indias de Sevilla.

El resultado de los intentos de aclimatación de plantas americanas, en España y en otros países de Europa, ha sido la incorporación a la agricultura y jardinería europea de un buen número de especies que antes eran exóticas. Entre ellas, la dama de noche.