BANCALES
El segundo lugar seleccionado se halla en el primer gran meandro tras El Pambaso. Una cornisa natural de toba creada por la erosión del estrato inferior de conglomerados, con huellas de ser usado como refugio de encuentro o descanso (una chaqueta celeste sin arrugas aparece ciertos días, en ocasiones acompañadas de un sombrero y una camisa rosa bien alisada sobre un bolo situado en medio de la oquedad...).
Alrededor de este pintoresco espacio natural comienzan a desplegarse los bancales agrícolas. Infraestructuras construidas con humildad y paciencia, justo a partir de los materiales a mano. Aquí, piedras oscuras de basalto. Allá, lajas de fonolita. Cerca de las canteras de toba, regulares sillares claros... y así hasta conformar una extensión de más de 30 km de muros lineales, muchos hoy en peligro de abandono.
Nos hace ilusión adecentar este refugio con una plataforma de madera. Una suerte de tatami doméstico desde el que prestar atención a los muros heroicos de los bancales agrícolas.